¿Significar . . .? ~ Aidan Chambers
Además de:“¿por qué?” las preguntas: “¿qué creen que esto significa?”, “¿de qué se trata realmente?” y “¿qué creen que está tratando de decir el autor?”, también son preguntas que generan efectos adversos en las socializaciones con los estudiantes, es decir, los limita y reprime.
Al relacionar lo anterior con mi experiencia de práctica actual, puedo decir que es totalmente cierto lo que Chambers expone en este acápite, pues en algunos momentos de diálogo en torno a la lectura de un texto, se hicieron estas interrogantes y muy pocos alumnos se atrevieron a responderlas, y si lo hacían, manifestaron inseguridad y timidez o simplemente, daban una explicación muy breve.
Para una instancia de diálogo enriquecedora y provechosa para todos los alumnos, lo esencial es que el profesor/a tome el rol de moderador y guíe a los alumnos para que den a conocer sus posturas, iniciando por manifestar lo más obvio del texto. De este modo, se van descubriendo, construyendo y alcanzando nuevas apreciaciones del texto que formará nuevos espacios de diálogo y discusión.
Para que esto suceda, Chambers expone que el docente debe formular preguntas que ayude a los lectores a descubrir y compartir su comprensión de los puntos de la lectura que ellos consideran claros. De este modo, el moderador va a sintetizar lo que el grupo parece estar exponiendo en a discusión, para que puedan reconsiderar y cambiar el foco de su conversación si así lo quieren.
Comunicar lo obvio es algo que genera temor en los lectores dentro de una conversación publica y/o privada, pues se piensa que se debe aportar con información nueva y desconocida para demostrar comprensión y opinión, es decir, decir algo que no es obvio. Sin embargo, compartir lo obvio facilita el análisis del texto para descubrir nuevos datos que ninguno de los lectores había pensado con anterioridad, es decir, exponer lo que ellos piensan que saben sobre un texto, con el fin de descubrir información que desconocían.
Pero, para que lo anterior surja con naturalidad, el profesor/a como moderador debe mantenerse al margen de la conversación, sin dar a conocer sus propias percepciones, pues, si las expone antes que sus alumnos, estos considerarán que lo dicho por él o ella es lo correcto y la confianza en sus propias opiniones desaparecerá. Esto no quiere decir que no puede participar de este momento, también es valioso que dé a conocer qué opina sobre el texto y para ello debe manifestar seguridad y conocimiento sobre el tema.
Al relacionar lo anterior con mi experiencia de práctica actual, puedo decir que es totalmente cierto lo que Chambers expone en este acápite, pues en algunos momentos de diálogo en torno a la lectura de un texto, se hicieron estas interrogantes y muy pocos alumnos se atrevieron a responderlas, y si lo hacían, manifestaron inseguridad y timidez o simplemente, daban una explicación muy breve.
Para una instancia de diálogo enriquecedora y provechosa para todos los alumnos, lo esencial es que el profesor/a tome el rol de moderador y guíe a los alumnos para que den a conocer sus posturas, iniciando por manifestar lo más obvio del texto. De este modo, se van descubriendo, construyendo y alcanzando nuevas apreciaciones del texto que formará nuevos espacios de diálogo y discusión.
Para que esto suceda, Chambers expone que el docente debe formular preguntas que ayude a los lectores a descubrir y compartir su comprensión de los puntos de la lectura que ellos consideran claros. De este modo, el moderador va a sintetizar lo que el grupo parece estar exponiendo en a discusión, para que puedan reconsiderar y cambiar el foco de su conversación si así lo quieren.
Comunicar lo obvio es algo que genera temor en los lectores dentro de una conversación publica y/o privada, pues se piensa que se debe aportar con información nueva y desconocida para demostrar comprensión y opinión, es decir, decir algo que no es obvio. Sin embargo, compartir lo obvio facilita el análisis del texto para descubrir nuevos datos que ninguno de los lectores había pensado con anterioridad, es decir, exponer lo que ellos piensan que saben sobre un texto, con el fin de descubrir información que desconocían.
Pero, para que lo anterior surja con naturalidad, el profesor/a como moderador debe mantenerse al margen de la conversación, sin dar a conocer sus propias percepciones, pues, si las expone antes que sus alumnos, estos considerarán que lo dicho por él o ella es lo correcto y la confianza en sus propias opiniones desaparecerá. Esto no quiere decir que no puede participar de este momento, también es valioso que dé a conocer qué opina sobre el texto y para ello debe manifestar seguridad y conocimiento sobre el tema.
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